La
libertad de expresión es la base sobre la que se asienta la doctrina Cristiana.
Cristo fue crucificado por decir la verdad.
Los
venezolanos estamos ahora en un profundo dilema: O mantenemos nuestra
integridad espiritual para expresar con claridad lo que sentimos, vemos y
reclamamos, o la República de Venezuela se hunde en el oscurantismo más atroz.
Es
larga la historia cristiana sobre la libertad de expresión, San Juan Bautista
perdió su cabeza por gritarle a Herodes su vida impúdica al tener relaciones
sexuales con su cuñada Herodías, la cual no cesó hasta ponerle preso… Desde allí
continuó San Juan predicando la moral, por lo cual Herodías perdonárselo. Así,
le ordenó a su hija Salomé que, cuando danzara ante el monarca y éste le
ofreciera un presente, le pidiera la cabeza de San Juan.
Ella así
lo hizo, al terminar sus célebres danza. Herodes sorprendido, exclamó: “¡Si ya le
puse preso!” Pero ella urgida por su madre, continuó: “Entonces no bailaré más”.
Y así,
por aquello de: palabra de rey no vuelve atrás, le fue cortada la cabeza al precursor
y entregada a Salomé en bandeja de plata, nosin antes ser revisada por Herodías,
quien le abrió la boca aún caliente, le sacó la lengua y le clavó una aguja mientras
increpaba: “¡Ahora habla!”. Y, cuenta la leyenda que la boca del profeta habló
para gritarle: “¡Puta!”.
Así
tenemos que, por la libertad de expresión, Jesús fue crucificado, y San Juan el
Precursor, decapitado. ¿Tenemos los actuales cristianos valor, como ellos, para
morir por la libertad de expresión o vivir como muertos? (palabras de otro
autor) ¿No sería mejor imitar a Savonarola?